martes, diciembre 30

A frente a Z

la esquina
del reloj
(que no gira que no
da la hora)


(Debería,
Lo Primero)

un Café o
algo parecido.
bueno,

A veces Es Un Decir

Ella toma su cerveza
directamente
de la Botella. Barena.

él
no toma nada
y
La Mira como Si Ella pudiera ser
de Arena
De Un Momento

A Otro
y enciende un cigarrillo,
sonríe
(a medias, la otra
mitad
cala)
Había otras personas en la mesa,
Además.

domingo, diciembre 28

Has dormido alguna vez?

...y abrir los ojos
a las 3:43
de la mañana

y recordar en un segundo
detalles importantes

existo,
respirar,
existes.

sábado, diciembre 27

Disquisición extravagante e inconclusa sobre los gusanos [1]

"...lo que tiene son lombrices en el cuerpo,
que se le acercan al corazón
y le matarían sin duda..."
Boccaccio, Decamerón, VII, 3.


Además de incómodas, las lombrices manchan los harapos con sus entrañas psicodélicas. Ocurre casi siempre que, una vez muerto, uno ni tiempo tiene de acostumbrarse a sus propias emanaciones corporales o a su propio cuerpo en descomposición y ya están jodiendo, saliendo de quiénsabedónde para meterse por todos lados: El orto, la garganta, los ojos, oídos, fosas nasales... mientras quede algo de eso, claro. O será que salen? O será que desde el día en que inhalamos por primera vez este (nuestro ahora) aire corrupto comenzaron a cavar desde adentro? En fin, estas reflexiones no vienen al caso. Porque, finalmente, aparentemente, se van por donde vinieron. Claro que ahora venga alguien a decirme por dónde jibaja es que se van, y a dónde es que va a parar toda nuestra sustancia, nuestro elemento, lo que componía el cuerpo que alguna vez nos perteneció. Algunos -los más espirituales- nos vendrán con eso de volver a la tierra...
Otra vez. Que no es de eso que lo quería hablar hoy.
Aún si asumimos desde un principio la premisa de no juzgar irracional ningún acto o análisis que haga el ser humano, siempre y cuando sea de carácter científico, aún cuando todos los requisitos que la práctica de la ciencia requiere sean cumplidos, la sola mención de esta idea le parecerá al lector insultante, estúpidamente descabellada: En la ilógica dimensión que habito, existen seres que ocupan enteramente su tiempo en acabar con a las lombrices.
Reviso los antecedentes de mi desaventurado encuentro con los Vermi. 1. Un estudio de Mirta Valvassori, de la Universidad de Alcalá, mujer definitivamente obsesionada con los ritos del medioevo (y, claro, con las lombrices). 2. La novella 3, jornada VII del Decamerón de Boccaccio, de la cual ciertas frases aluden lejanamente a ciertos ritos destinados a eliminar del cuerpo humano a las lombrices. No hay mucho más en qué basar las creencias de este grupo de hombres.
La idea que impide dormir a los Vermi es más o menos la que sigue: Las lombrices poseen una connotación simbólica nefasta, que las emparenta con las serpientes como portadoras del mal. Seres inferiores, relacionados con la disolución, con la muerte, que entran en el cuerpo humano y lo corrompen, llevándolo al mundo subterráneo. Cito a Cirlot y su irremplazable Diccionario de Símbolos: "... Jung lo define como figura libidinal que mata en lugar de vivificar. Débese a su frecuente carácter subterráneo, a su inferioridad, a su relación con la muerte y con los estadios de disolución o primariedad biológica. Así es muerte relativa (para lo superior, organizado) lo que simboliza, pues, en el fondo –como la serpiente- es un exponente de la energía reptante y anudada...". Ya en el dominio de las representaciones, más extraña aún se nos hará la representación del rito para aniquilar a las lobrices.
Éstas están representadas por un retazo de hilo blanco que será cortado en dos con una tijera, símbolo inequívoco de la cruz cristiana.

sábado, diciembre 13

Botella desde el Mar Negro

Y ella dijo 28 años y no sabes que los labios deben conocerse
antes de besarse.
Y habló del Mar Negro
dónde me encontró
disfrazado de naufragio
con un salvavidas en forma de lunar
gemelo en el brazo.

miércoles, diciembre 3

me ha costado, me ha de frente

Y es que ven silbando cigarrillos
humo marino, una bruma un velo
para vestir, leve
nube al vacío
yo, mientras tanto, dormía.

sábado, noviembre 22

Que llueva antes que todo se moje

Me pregunto por qué
no llueve en serio
en esta ciudad de mierda,
de narices frías, redonda,
de gris sabotaje en la mañana,
de paredes con grafittis atorrantes
y meados,
de elefantes blancos en papel de cera,
de peleas y saliva, esta ciudad
de borde difuso,
de silencio a las cuatro de la mañana,
de verdad.

Ciudad
que me llueve por dentro, que sólo conozco
si salgo de noche
y reconozco dormido en el cemento,
que me duele si me cae encima
y no me doy cuenta,
que corta, quema, rompe, marca, ensucia
y sella todo con un beso:
Las buenas noches
de una hermosa viuda negra.

Por qué no llueve en serio, por qué
no llueve antes que todo se moje
La brújula no es el norte,
ni el arrecife la navaja de los mares
caigo en la cuenta, este vaso de agua
es mi propia tormenta de arena
en la garganta.

domingo, noviembre 9

Símil de Caos

1.

Se hace tarde, la noche
se hace tarde cerrando diez mil ojos eléctricos
prendiendo los cigarrillos de una constelación desesperada
de botellas que dejan el alma en la vereda
y gargantas.

2.

Lanzo la mirada y rompe
como una piedra
el espejo intranquilo del mar
que te rodea

3.

No puedo ver el fondo, no
y a veces no quiero verlo.

4.

Tampoco puedo soñar, porque despierto.

5.

Y mi voz salta de mi boca, cuando te hablo
es un puñado de arena que el viento
no puede sostener

6.

Mis manos buscan en mis bolsillos encontrarte.

7.

El sol ha entrado por la ventana
una piedra envuelta en una nota escrita:
La mañana.

sábado, noviembre 1

True love waits

...y voltear, y ver la luna de fondo, la chica caminando hacia mí como quien no, y con esa falda, un cigarrillo apagado entre los dedos de una mano que se eleva hacia mi rostro:

-¿Tienes...?

-Claro, toma -soy un idiota-

-Y... ¿qué haces por aquí?

-Miraba... -sigo siendo un idiota-

-Lo noté. Pero estás solo, y no tomas nada. ¿Eres gay?

-Vete a la mierda, mujer.

-No, no eres gay. Tal vez un poco torpe para ligar, eso sí.

-¿Ligar?

-Ligar, hijo, gilear, si quieres.

-¿Y tú? ¿Eres española o cobradora de combi?

-Un poco de ambas, en mis ratos libres...

-¿Y a qué te dedicas, que te da tiempo para hablarle tonterías al primer desconocido que te cruzas?

-Hace rato que te observo, así que desconocido...mmmno, ya no eres. Es sábado por la noche, esto es Barranco, y tú te has pasado la última media hora, al menos desde que llegué, aquí sentado con esa pinche libretita negra y ese lapicero. ¿Qué eres, escritor? Yo creo que sólo lo haces para parecer interesante.

-Parece que funciona, entonces.

-Sí, funciona.

-Me pareció oirte decir pinche libretita. ¿Mexicana ahora?

-No me jodas. Es el maldito messenger.

-Debes tener varios contactos internacionales, entonces.

-No tantos, pero sí, tengo algunos contactos de otros países.

-Aún no me dices a qué te dedicas.

-A conocer completos desconocidos.

-Pero, debe haber algún requisito...

-Sí. Que, en vez de prenderme el cigarrillo, me lance el encendedor a un metro, como para que no me acerque.

-Y que parezca gay...

-Pero no eres, ¿no?

-¿Sigues?

-Te estoy jodiendo, precioso. Es que hay tipos...

-¿Eres puta? -a ver si te gusta esto de los malentendidos-

-Sí.





sábado, octubre 25

Sissiluette, Sissibelle

Silueta que
cambia de lugar
una vez quiero pedirle, una vez
dos cosas:
que salga por esa puerta y vuelva de mañana
que sea sombra de sol,
y no de luna.

Todo aquí le pertenece
menos soledad y tristeza
selectiva propiedad, ¿no le parece?
Mi sombra casi no puede
vivir
ya sin usted.

Quiero sonreír, nada más
sin preocuparme por si hoy
por si ayer
por si mañana,
quiero amanecer otra vez sin haber dormido
quiero recorrer el mundo desde mi ventana.

domingo, octubre 19

Miss Liar

De un octubre azul me quedaría con ella
si no fuera
tal vez porque no existe
y de la verdad, todo lo callaría
si no fuera demasiado tarde
para las mentiras

Entre la fiebre real
y la parrilla imaginaria
algo se cocinaba...
tal vez sólo era yo
tal vez sólo sean
sombras de la nicotina.

¿Qué queremos probar,
a fin de cuentas?
Quizá que seguimos vivos
que hay pulso en las venas
o un alma perdida en la mirada
no sólo un encendedor,
un fuego tornasol sobre la mesa.


El óxido se detiene, total
a nadie ya le importaba
las empresas más difíciles son
cuando una noche termina
a las cinco de la tarde.

viernes, octubre 10

Malditos esquimales

¿No te cansas
de estar cansada
del silencio en tu cuarto
de las caras pretendiendo saber más
que tú,
de ti
-de mí-
y de la gillette
sin afilar?
¿No te cansas
del círculo que
dibujas con tus pasos
del abrazo que dejaste
guardado en tu casaca
un sábado en la tarde
-hora no adecuada para ser sincero-
de ciertos colores del espacio en blanco del movimiento parecido
del agosto del recuerdo del no importa
de los putos asesinos de la felicidad
y la tristeza
de dios, del mar
en el retrovisor si vas
por la carretera
del sueño en la mañana de sueños parecidos a recuerdos
y a hojas secas
que no has pisado
del amén, del amor, de la foto del diablo en patineta
del pienso, luego existo
del bueno, no me acuerdo
de los ojos, dos ojos marrones
-frente al agujero negro,
¿importa?-
de esta carta y los dedos
y del
ciberespacio, cámaras y los esquimales?

¿No?

domingo, septiembre 28

Bajo una piedra

Este pequeño desastre que soy,
esta tormenta en la ropa,
puchos, papeles manuscritos y silencio

Este hospital de palabras, este cementerio
convertido en centro comercial

En estos momentos
no es la primera vez que muero
ni la última, lo sé

todos llevamos la calavera
bajo la sonrisa

voy a soltar los perros
y me voy a ir con ellos
a morder a quien se cruce en mi camino.

miércoles, septiembre 10

Me han dicho marinero (dos)

Dos manos -las mías- amanecieron
trepando las paredes.
Parece
que buscaban la luz de una lámpara
como cierto tipo de animales
que acuden por la noche,
por toda luz.

Dos ojos -los tuyos-
salieron nadando
de mi taza de café. Y huían
como iba yo hacia el otro lado,
como huía siempre
creyendo que partía.

Hoy me han dicho marinero,
me han dicho
muchas cosas, ninguna al oído, todas
al pecho
Como un arpón para cazar ballenas blancas
Como balas de cartón
Como lanzas de lápices de cera
Como cuchillos de utilería.

Si pues, hoy me han dicho
marinero. Será que debo, por lo menos
tomar el barco en tu nombre.

Hello, Stranger (uno)

Ojos, dos ojos recuerdo como dos tazas de café. Yo no esperaba tanto. Yo no esperaba nada, la verdad, ni siquiera The Cure. Ciertamente me sentía culpable. La conciencia es un casillero o un clóset lleno de estampillas. Y vaya a saber qué diría la carta esa que nunca me mandaste, la navidad sangrienta esa -para mí- en que dejamos de vernos. En fin.

Pero hablaba de mí. Aunque ya no quede mucho de que hablar. Aunque todo este vacío parecido a la esperanza haya reemplazado al otro, al vacío de aceptar la existencia de la nada cuando ya no queda otra.

Y pensar que alguna vez dejé de ir hacia ti creyendo que era lo mismo que huir. Y pensar que hay sueños en los que no se nos ve, sólo se ven las sombras de la gente, y en sus contornos adivinamos un abrazo o un golpe, una palabra, silencio, el humo de un cigarrillo, las sonrisas.

Y entonces verte sonreír, Gisela, es como sonreír uno mismo, pero con mayor seguridad de que esa felicidad es cierta, por lo menos durante el tiempo que duren tus labios así.

Pero hablaba de mí, ¿no?

De mí sólo puedo recordar que, cuando me iba, descubrí que no había prendido entoda la tarde ni un cigarrillo. Y todo eso, por ahora, aunque todo siga confuso. Porque era mentira que había un túnel al final de la luz.

viernes, septiembre 5

Mi propio laberinto

A veces
cuando respiro
el aire anda lleno
de extraterrestres.
Los cigarrillos no prenden
sin una palabra
A veces
del reflejo
depende la figura original.
Vivir
es un espejo,
así de frágil,
y se parece lo sensato a la locura
pues
hay que sacarle los tres clavos
a cada crucificado
o llenar pañuelos con silencio
hoy
es cuando
hoy es a veces
y tengo una cicatriz en vez de sonrisa.

Veces como para quedarse dormido
puede que hasta para soñar
veces como monedas gastadas
en el bolsillo,
veces cuando olvido
que algo se me duerme en la memoria

es entonces cuando hay que quemar los papeles
e irse al África
como sea.

martes, agosto 26

El aparecido

aquí no estoy,
he dejado
de ser

algo en mí se alimenta de
su propia ausencia
¿es normal?

no sé

es casi como
casi como si
en una fotografía
estar en gesto de querer
decir

o estoy
casi como si
la distancia
vuelta ceniza se incendiase
casi
como si
llover fuera un sujeto
que llueve y llueve
como si casi
me tragase una nube
yo me
tragase, completa
toda una nube

no estoy aquí,
me he dejado
sin embargo
me puedo ver
y no hay espejos.

miércoles, agosto 6

La habitación de los grandes

A veces me da por acercarme a la habitación que, cada noche, permanece vedada a mí. Pego la oreja a la bisagra intermedia, escucho los jadeos. Ellos no se saben espiados, o seguramente creen que, a mi edad, ese tipo de situaciones carecen de sentido.


A continuación, aplico el ojo a la cerradura, buscando un retazo del acto tras la puerta, una rodilla fugaz, un muslo escapando veloz al pudor que las sábanas pretenden crear. Entiéndase que no es morbo ni nada parecido: sólo busco retener en la memoria los principios de la vida -de mi vida misma-, el movimiento.



Luego, al amanecer, simplemente me detengo. Mis músculos se contraen, mis facciones vuelven a la nada. Durante el día -su día- duermo, o finjo dormir por intervalos en los cuales mis sentidos acumulan fuerzas, hasta que vuelve la noche.



...



- ¿No te parece extraño que tu padre, sin poder caminar ni hablar, aparezca cada mañana con silla de ruedas y todo a la puerta de nuestro cuarto?

- Por favor, Connie, no digas tonterías, el viejo ni siquiera puede moverse, o hablar...

viernes, agosto 1

no me digas que no entiendes esto

... y separo alma de sangre

para sonreírle al alba

vuelvo y me vuelvo a ir

-pienso, en la carretera-

siempre hacia el sur

hacia la sal

bajo las pestañas...

jueves, julio 24

La cagas Poe, la cagaste...

Vuelvo a la noche,
a la calle Poe,
empedrada y
niebla entretanto
espero... espero

Busco (y he ahí el error, me digo
y debo repetirme cada vez)
en un siglo de carruaje y carrusel
las respuestas a este
el del silencio al interior
el del huequito entre el pecho y el alma...
este siglo de uña y diente.

Odio pensar que merezco lo que merezco. Odio
pensar como en cuentos
(que si es inventado debe parecer real
que si es real debe parecer inventado)
quiero... pero no sé a quién ni cómo
¿cuándo?
es tarde
para preguntas difíciles.

sábado, julio 19

Una mujer que nunca duerma

En la última fotografía eras como en la fotografía que ví de ti antes
o después
de ti,
en fin.

Parecida como nunca a lo que quise que fuera, vuelve
a decir cuánto extrañaba el olor a cigarrillo en mi polera
-aún sabiéndola suya más que mía-
a intentar darme un curso acelerado
de la diferencia entre sólo adiós y hola e involucrarse
de lo importante que es no dormir para el alma
y para quienes no tienen el gusto
de tenerla

-a mi lado tengo un mar que no se deja
cojer desprevenido por el sol-

Yo le dije que no iba a tocar el tema hasta que me lo pidiera,
cosa que hizo, que hice
pero que, juntos
no hicimos nunca.
Y
de hecho confundidos,
lejos,
tarde,
solos,
pero a veces
acompañados de una tristeza
que es para nosotros lo que debe ser
la felicidad
para los que siempre duermen.

martes, mayo 13

Canción cursi e incompleta para una chica buena o También acepto de menta

La marea baja, y el sol
aprovecha
se mete en la bañera
De algo nos perdimos sentados en el muro del malecón
tanta gente, tantos atardeceres
a los que le di la espalda para ver amanecer
(no busco caridad, por eso
no digo En tus ojos)

En cuanto al ojo en la frente
aún no lo cierro, quiero verte
fumar el cigarrillo que prendiste para mí
Y sé que no te gustan mis historias
pero qué hago
si en todas salgo yo, en todas sales tú
y es inevitable que el final se nos
parezca demasiado

Debo tener suerte

domingo, mayo 4

Cigarrillos al olmo: Pausa previa al desvarío


Me lo encontré por una de esas rutas, suyas, nuestras. De esas que hacen fácil no perder la capacidad de maravillarnos con lo simple. Caminamos paralelos un buen rato. Me contaba cómo iban las cosas por allá, por su mente. Admitió que de cada mirada había llevado algo parecido al alma, más sutil, si cabe. No lo decía con arrepentimiento: lo decía con orgullo. Camaleón o espía, siguió la dirección que dictaban pupilas de engaño y verdad, pero siempre un aullido en la oscuridad ajena...

"Y sólo aquí es donde me doy cuenta, tarde claro, del tiempo que se me escapa pensando en el tiempo que se me escapa, de la palabra que busco, del dolor que merezco pero no quiero, de lo que callo cuando digo cualquier cosa, del dios o la diosa que me guian, y no conozco".

El sol también se largaba, como nosotros, sin la menor idea de hacia dónde.

"De cada voz -dijo- guardé acento y silencio. En este preciso instante robo tus pasos, tu forma de caminar, y sé que tú haces lo mismo. Eso está bien, para eso es que nacemos, para hacernos, en parte, de los otros".

Hasta ese instante había llevado un paso leve y constante, arrastrando la basta de los jeans caídos, puliendo el suelo que pisamos ahora. Nos detuvimos al borde de un acantilado, mirando el mar y fumando un cigarrillo entre los dos. Hablamos de Helena y de Dianni. Hablamos del libro que siempre llevo en el morral, de su novela eternamente inconclusa y de los poemas que perdí cunado robaron mi computadora. Hablamos de fútbol, de drogas, de felicidad y de tristeza. Luego, nada más callamos.

Un rato después nos dimos la mano y cada cual partió por su lado.

Yo seguí la ruta del acantilado, más por no saber a dónde ir que por preferencias estéticas. Allá abajo había gente viviendo entre la ruinas que la ciudad va dejando caer. De repente, escuché un silbido. Di vuelta y lo ví unas cuadras más abajo, también aún al borde del precipicio, las manos a ambos lados de la cara. Gritaba algo. Iba a emprender el camino de regreso pero me detuvo con una señal. Todavía gritaba.

Su voz llegó a mis oídos como un hilo, y aunque en principio no pude reconocer las palabras, comprendí lo que me decía desde tan lejos como uno comprende que el sonido que oye es el de las gaviotas, aunque no las vea. Aún flota en mi cabeza la pregunta, aún ahora, aquí, sentado frente a otra computadora con otro cigarro y un café, abrigado del frío que hace en la calle. Pero con las mismas dudas, claro.


A qué le teme el mundo, a qué le tenemos tanto miedo, Mariano?


viernes, mayo 2

Cigarrillos al olmo


Decidió por fin un día partir. Al hombro sólo llevaba la caspa, en el bolsillo izquierdo arena y en el derecho algunos billetes. De la boca le colgaba el último cigarrillo: todos enviamos señales de humo de una u otra forma.
La noche era alta, con la luna esa, la de Borges. Seguramente había viento. En noches como esa sale siempre, de entre los árboles, el viento.
Una vez en la vida, había decidido pensar, hay que dejarse iluminar por la tristeza.
Establecido ya que viajaba solo -pues en el hoyo que todos llevamos en medio del pecho nada más caben los recuerdos- no puede asegurarse que, por viajar sin compañía, no lo seguía una sombra. Si algo sabía, era que ser paranoico no significa que no te esten persiguiendo.
La ciudad, si uno se fija bien, no difiere mucho del desierto. Y para no entrar en detalles y símiles manoseados, entre camellos y arena uno puede llegar a sentirse como en casa. Mejor dicho: a uno no le falta nada si se propone realmente conseguir algo. Incluso los días olvidados vuelven. Y punto.

-continuará-

sábado, abril 12

Read my mind


A los anónimos hay que leerlos... aunque duelan, aunque signifiquen que las cosas son tan obvias para alguien que ni aún en nuestras propias narices... aunque no encontremos nuestras propias narices... y un (in)feliz día te despiertas y es de noche... otra vez... y elliot smith dice Son las 2:45... y sí, diablos, son casi las tres, las cortinas quieren abrazarte pero ya no estás para velos, ni para fotos... pero no son fotos sino el maldito foco que susurra Tranquilo, estoy contigo, yo también estoy a punto de fundirme pero doy mi máxima luz antes del fin... es decir...

Pero en fin. Pero enciendo un cigarrillo, total, parafraseando a los Caballeros y Joaquín algunos ya andamos muertos de tanto resucitar... y siguen los suspensivos... hasta las huevas la entrada pero ya estamos en camino, O no, Mariano? O no basta sostener con fuerza las hojas, exprimirlas hasta que sangren tinta? O no caen del cielo a la mañana rayos como lanzas que te abren los ojos (está saliendo el sol) o no caen del atardecer gotas de tinta como sangre que te cierran los ojos y te hacen pensar (está cayendo el sol) en lo rápido que muere el día y encuentras a la única musa a la que sabes que debes buscar (pero sale la luna) y una extraña te encuentra y te dice Te conozco, maldito, y te da un beso y te coje la mano y te arrastra (pero aparece ella) o te coje la mano y te arrastra y te da un beso (sigue siendo ella) o te arrastra y te da un beso y te coje la mano, no sé, en algún orden sucedió... (fin de la transmisión)

Ya en el día siguiente me arrastro a la cabina (cantina del siglo XX, pero con letras y luz y sólo cigarrillos) y encuentro esa maldita canción que buscaba hace tiempo, y los autores se hacen llamar Los Asesinos, y por fin todo encaja, por fin una noche tiene sentido, aunque sea sólo por unas horas, o unos minutos, o lo que dure la canción, y por fin podré ir a fumarme un cigarrillo a la calle sin pensar en nada más que en dormir.

sábado, marzo 22

El gato que soñó que rodaba la escalera


- Es una buena historia.
- ¿Cual es?
- La del gato que soñó que rodaba la escalera.
- ¿No era de Cortázar?
- No, no. La cosa era más o menos así.

Resulta que el gato se quedaba dormido en el penúltimo escalón. Desde el cuarto, el dueño, -con un maldito insomnio de cuatro días- podía oír un ronroneo irregular, ya sabes que los animales también sueñan, ¿no? Entonces !Miiiiiaaaauuuuu! un maullido de locura y !Crash! el ruido de algo que se rompe en el primer piso. Va y baja el amo pero no ve nada extraño, nada fuera de su lugar, por más que revisa. El gato sigue durmiendo, pero esta vez está al pie en la escalera.

Una semana después, la escena se ha repetido sin falta, dos o tres veces cada noche y madrugada. El gato en el penúltimo escalón. El maullido. El grito, el ruido de lo que se rompe. Y el puto gato durmiendo todavía, pero al pie de la escalera. El dueño está a un paso de volverse loco, o de matar al gato. Luego, un...

- ¿No sería un sueño?
- !No me interrumpas!

..una noche, a la octava exacta, el dueño decide sentarse a un lado del gato y velar su sueño. Todo normal hasta las tres de la mañana...

- !Ah, ya sé, esa es la historia de tu gato, el que había muerto hacía mucho, antes incluso que tu...
- ... de que yo muriera, ya lo sé. ¿Entonces te la había contado ya...?
- Sólo cinco o seis veces en lo últimos quinientos años.

viernes, febrero 29

Arder una palabra, en una palabra, arder porque lo quisiste

Larga, la noche. A veces, muy parecida al día, pero noche siempre al fin. No es difícil equivocarse en temporadas particularmente difíciles, y cuando sucede, suelen darse situaciones incómodas como confundir el foco de 100 wats del cuarto con el sol o intentan encender un cigarrillo tronando los dedos en el extremo de éste o buscar a la luna en el baño, digamos, un espejo en forma de huevo nada tiene de parecido con luna, pero como todo depende del ángulo visual y de la posición del cuerpo del escritor cada vez que cae al piso... pero en fin, ese es otro tema que implicaría bifurcar la historia, y no es el caso.
Cada papel en el que lograba articular una frase mínimamente decente fue inmediatamente arrancado de raíz de la máquina de escribir, luego, arrugado con esmero hasta que la tinta se filtrara y fuera, poco a poco, goteando sobre el piso de parquet. Cerca de la medianoche la superficie era una sola palabra, impronunciable y de significado variable, pero siempre definitiva para la situacion en que se encontraba el ánimo.
Decidió poner un disco o leer un libro, pero a cierta hora todo está tan lejos, las sillas flotan tan apaciblemente que todo esfuerzo por levantarse es inútil como inútil hubiera sido distraer su atención en obras ajenas. Ya ni siquiera era necesario escribir en el papel para arrugarlo, el proceso se había abreviado. Además, seguía buscando el encendedor en los lugares menos indicados. Y sólo entonces se le ocurrió mirar por la ventana.
Luego, la sabiduría llegó en forma de dos ideas: los peces no tienen carnet de identidad y la distancia en el mar es variable, no hay caminos, sino rutas. Y aunque a menos de una cuadra el agua y la espuma se encargaban de borrar huellas de gaviotas que durante el día deambularon ebrias de sal por la orilla, no quiso salir a buscar el fin de tan ilustres palabras. Esperaba.
Algo en el aire flotaba alrededor de su cabeza, algo parecido a que no podría escribir nada más hasta que no la volviera a ver, o hasta que la viera por primera vez, diablos, lo que suceda primero, pero suceda.

Sí, entre otras cosas, también había aprendido ese día que ella era linda.

jueves, febrero 28

Soldado de plomo,
veneno
para la bailarina que no le temía
a la oscuridad

Deja ya de perder batallas
no hay
guerra en el horizonte,
el mar
no puede caminarse
como sobre un espejo

Dispara tus balas de plata
recorre con tus dedos
la espalda de la luna
y amanece, que en silencio
esperan la espada y la pared
la flecha y
la manzana
envenenada.

lunes, febrero 25

Sofocar el aullido

Es gracioso y terrible constatar que no ando solo en el mundo. Y no me refiero, claro está, a para quienes la vida transcurre sin alas en las zapatillas... es una imagen de las más cercanas, creo. En los bolsillos terminé guardando el sonido de las llaves de mi cuarto, monedas, un papel arrugado y escrito y otro impreso, doblado cuidadosamente...

En fin.

Más allá de un mapa, a un par de dunas y algunas ciudades de distancia también se puede estar rodeado de gente. Leit motiv: Vivir.

Entretiene igual revisar un pasado sin contexto, que desconozco.

domingo, febrero 17

Todo el tiempo recordando que hay que respirar


Se busca musa. No es que las cosas se hayan puesto (recién) color hormiga. Tampoco es que haya utilizado como excusa el haberme encontrado hoy con ella. Puede que eso sí.

Tres antes de los treinta
todavía no aprendo que hay mujeres
que practican
el arte de olvidar sin usar la distancia

Quisiera recordar para qué sirve el corazón
además de para guardar las espadas
el trébol de cuatro hojas se me hizo polvo en el bolsillo
y ruedo en rombos por no andar
de círculo en círculo.

sábado, febrero 2

How do you think it feels?


Como el Ritalin. Como una silueta en el vaso. Como escuchar a Lou Reed aullar en The Velvet una noche lluviosa de New York, aún bajo las torres... Es diferente sentir hacia dónde va el alma cuando se te han terminado las palabras y las huevadas que escribes reflejan lo que sientes tan lejanamente. Algo está ausente de mi, quiero pensar que es algo que ya tenía y no algo que buscaba o compraba o me regalaban o simplemente llegaba noche tras noche.
Como Argonautas metidos todos en un puto barco. Como no escribir Doherty, o Pete. Como creer que lo que escribes o pintas o cantas o lo que mierda hagas
es arte.

Chau.