sábado, marzo 22

El gato que soñó que rodaba la escalera


- Es una buena historia.
- ¿Cual es?
- La del gato que soñó que rodaba la escalera.
- ¿No era de Cortázar?
- No, no. La cosa era más o menos así.

Resulta que el gato se quedaba dormido en el penúltimo escalón. Desde el cuarto, el dueño, -con un maldito insomnio de cuatro días- podía oír un ronroneo irregular, ya sabes que los animales también sueñan, ¿no? Entonces !Miiiiiaaaauuuuu! un maullido de locura y !Crash! el ruido de algo que se rompe en el primer piso. Va y baja el amo pero no ve nada extraño, nada fuera de su lugar, por más que revisa. El gato sigue durmiendo, pero esta vez está al pie en la escalera.

Una semana después, la escena se ha repetido sin falta, dos o tres veces cada noche y madrugada. El gato en el penúltimo escalón. El maullido. El grito, el ruido de lo que se rompe. Y el puto gato durmiendo todavía, pero al pie de la escalera. El dueño está a un paso de volverse loco, o de matar al gato. Luego, un...

- ¿No sería un sueño?
- !No me interrumpas!

..una noche, a la octava exacta, el dueño decide sentarse a un lado del gato y velar su sueño. Todo normal hasta las tres de la mañana...

- !Ah, ya sé, esa es la historia de tu gato, el que había muerto hacía mucho, antes incluso que tu...
- ... de que yo muriera, ya lo sé. ¿Entonces te la había contado ya...?
- Sólo cinco o seis veces en lo últimos quinientos años.