sábado, abril 12

Read my mind


A los anónimos hay que leerlos... aunque duelan, aunque signifiquen que las cosas son tan obvias para alguien que ni aún en nuestras propias narices... aunque no encontremos nuestras propias narices... y un (in)feliz día te despiertas y es de noche... otra vez... y elliot smith dice Son las 2:45... y sí, diablos, son casi las tres, las cortinas quieren abrazarte pero ya no estás para velos, ni para fotos... pero no son fotos sino el maldito foco que susurra Tranquilo, estoy contigo, yo también estoy a punto de fundirme pero doy mi máxima luz antes del fin... es decir...

Pero en fin. Pero enciendo un cigarrillo, total, parafraseando a los Caballeros y Joaquín algunos ya andamos muertos de tanto resucitar... y siguen los suspensivos... hasta las huevas la entrada pero ya estamos en camino, O no, Mariano? O no basta sostener con fuerza las hojas, exprimirlas hasta que sangren tinta? O no caen del cielo a la mañana rayos como lanzas que te abren los ojos (está saliendo el sol) o no caen del atardecer gotas de tinta como sangre que te cierran los ojos y te hacen pensar (está cayendo el sol) en lo rápido que muere el día y encuentras a la única musa a la que sabes que debes buscar (pero sale la luna) y una extraña te encuentra y te dice Te conozco, maldito, y te da un beso y te coje la mano y te arrastra (pero aparece ella) o te coje la mano y te arrastra y te da un beso (sigue siendo ella) o te arrastra y te da un beso y te coje la mano, no sé, en algún orden sucedió... (fin de la transmisión)

Ya en el día siguiente me arrastro a la cabina (cantina del siglo XX, pero con letras y luz y sólo cigarrillos) y encuentro esa maldita canción que buscaba hace tiempo, y los autores se hacen llamar Los Asesinos, y por fin todo encaja, por fin una noche tiene sentido, aunque sea sólo por unas horas, o unos minutos, o lo que dure la canción, y por fin podré ir a fumarme un cigarrillo a la calle sin pensar en nada más que en dormir.