domingo, septiembre 28

Bajo una piedra

Este pequeño desastre que soy,
esta tormenta en la ropa,
puchos, papeles manuscritos y silencio

Este hospital de palabras, este cementerio
convertido en centro comercial

En estos momentos
no es la primera vez que muero
ni la última, lo sé

todos llevamos la calavera
bajo la sonrisa

voy a soltar los perros
y me voy a ir con ellos
a morder a quien se cruce en mi camino.

miércoles, septiembre 10

Me han dicho marinero (dos)

Dos manos -las mías- amanecieron
trepando las paredes.
Parece
que buscaban la luz de una lámpara
como cierto tipo de animales
que acuden por la noche,
por toda luz.

Dos ojos -los tuyos-
salieron nadando
de mi taza de café. Y huían
como iba yo hacia el otro lado,
como huía siempre
creyendo que partía.

Hoy me han dicho marinero,
me han dicho
muchas cosas, ninguna al oído, todas
al pecho
Como un arpón para cazar ballenas blancas
Como balas de cartón
Como lanzas de lápices de cera
Como cuchillos de utilería.

Si pues, hoy me han dicho
marinero. Será que debo, por lo menos
tomar el barco en tu nombre.

Hello, Stranger (uno)

Ojos, dos ojos recuerdo como dos tazas de café. Yo no esperaba tanto. Yo no esperaba nada, la verdad, ni siquiera The Cure. Ciertamente me sentía culpable. La conciencia es un casillero o un clóset lleno de estampillas. Y vaya a saber qué diría la carta esa que nunca me mandaste, la navidad sangrienta esa -para mí- en que dejamos de vernos. En fin.

Pero hablaba de mí. Aunque ya no quede mucho de que hablar. Aunque todo este vacío parecido a la esperanza haya reemplazado al otro, al vacío de aceptar la existencia de la nada cuando ya no queda otra.

Y pensar que alguna vez dejé de ir hacia ti creyendo que era lo mismo que huir. Y pensar que hay sueños en los que no se nos ve, sólo se ven las sombras de la gente, y en sus contornos adivinamos un abrazo o un golpe, una palabra, silencio, el humo de un cigarrillo, las sonrisas.

Y entonces verte sonreír, Gisela, es como sonreír uno mismo, pero con mayor seguridad de que esa felicidad es cierta, por lo menos durante el tiempo que duren tus labios así.

Pero hablaba de mí, ¿no?

De mí sólo puedo recordar que, cuando me iba, descubrí que no había prendido entoda la tarde ni un cigarrillo. Y todo eso, por ahora, aunque todo siga confuso. Porque era mentira que había un túnel al final de la luz.

viernes, septiembre 5

Mi propio laberinto

A veces
cuando respiro
el aire anda lleno
de extraterrestres.
Los cigarrillos no prenden
sin una palabra
A veces
del reflejo
depende la figura original.
Vivir
es un espejo,
así de frágil,
y se parece lo sensato a la locura
pues
hay que sacarle los tres clavos
a cada crucificado
o llenar pañuelos con silencio
hoy
es cuando
hoy es a veces
y tengo una cicatriz en vez de sonrisa.

Veces como para quedarse dormido
puede que hasta para soñar
veces como monedas gastadas
en el bolsillo,
veces cuando olvido
que algo se me duerme en la memoria

es entonces cuando hay que quemar los papeles
e irse al África
como sea.