Dos manos -las mías- amanecieron
trepando las paredes.
Parece
que buscaban la luz de una lámpara
como cierto tipo de animales
que acuden por la noche,
por toda luz.
Dos ojos -los tuyos-
salieron nadando
de mi taza de café. Y huían
como iba yo hacia el otro lado,
como huía siempre
creyendo que partía.
Hoy me han dicho marinero,
me han dicho
muchas cosas, ninguna al oído, todas
al pecho
Como un arpón para cazar ballenas blancas
Como balas de cartón
Como lanzas de lápices de cera
Como cuchillos de utilería.
Si pues, hoy me han dicho
marinero. Será que debo, por lo menos
tomar el barco en tu nombre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario