viernes, febrero 29

Arder una palabra, en una palabra, arder porque lo quisiste

Larga, la noche. A veces, muy parecida al día, pero noche siempre al fin. No es difícil equivocarse en temporadas particularmente difíciles, y cuando sucede, suelen darse situaciones incómodas como confundir el foco de 100 wats del cuarto con el sol o intentan encender un cigarrillo tronando los dedos en el extremo de éste o buscar a la luna en el baño, digamos, un espejo en forma de huevo nada tiene de parecido con luna, pero como todo depende del ángulo visual y de la posición del cuerpo del escritor cada vez que cae al piso... pero en fin, ese es otro tema que implicaría bifurcar la historia, y no es el caso.
Cada papel en el que lograba articular una frase mínimamente decente fue inmediatamente arrancado de raíz de la máquina de escribir, luego, arrugado con esmero hasta que la tinta se filtrara y fuera, poco a poco, goteando sobre el piso de parquet. Cerca de la medianoche la superficie era una sola palabra, impronunciable y de significado variable, pero siempre definitiva para la situacion en que se encontraba el ánimo.
Decidió poner un disco o leer un libro, pero a cierta hora todo está tan lejos, las sillas flotan tan apaciblemente que todo esfuerzo por levantarse es inútil como inútil hubiera sido distraer su atención en obras ajenas. Ya ni siquiera era necesario escribir en el papel para arrugarlo, el proceso se había abreviado. Además, seguía buscando el encendedor en los lugares menos indicados. Y sólo entonces se le ocurrió mirar por la ventana.
Luego, la sabiduría llegó en forma de dos ideas: los peces no tienen carnet de identidad y la distancia en el mar es variable, no hay caminos, sino rutas. Y aunque a menos de una cuadra el agua y la espuma se encargaban de borrar huellas de gaviotas que durante el día deambularon ebrias de sal por la orilla, no quiso salir a buscar el fin de tan ilustres palabras. Esperaba.
Algo en el aire flotaba alrededor de su cabeza, algo parecido a que no podría escribir nada más hasta que no la volviera a ver, o hasta que la viera por primera vez, diablos, lo que suceda primero, pero suceda.

Sí, entre otras cosas, también había aprendido ese día que ella era linda.

jueves, febrero 28

Soldado de plomo,
veneno
para la bailarina que no le temía
a la oscuridad

Deja ya de perder batallas
no hay
guerra en el horizonte,
el mar
no puede caminarse
como sobre un espejo

Dispara tus balas de plata
recorre con tus dedos
la espalda de la luna
y amanece, que en silencio
esperan la espada y la pared
la flecha y
la manzana
envenenada.

lunes, febrero 25

Sofocar el aullido

Es gracioso y terrible constatar que no ando solo en el mundo. Y no me refiero, claro está, a para quienes la vida transcurre sin alas en las zapatillas... es una imagen de las más cercanas, creo. En los bolsillos terminé guardando el sonido de las llaves de mi cuarto, monedas, un papel arrugado y escrito y otro impreso, doblado cuidadosamente...

En fin.

Más allá de un mapa, a un par de dunas y algunas ciudades de distancia también se puede estar rodeado de gente. Leit motiv: Vivir.

Entretiene igual revisar un pasado sin contexto, que desconozco.

domingo, febrero 17

Todo el tiempo recordando que hay que respirar


Se busca musa. No es que las cosas se hayan puesto (recién) color hormiga. Tampoco es que haya utilizado como excusa el haberme encontrado hoy con ella. Puede que eso sí.

Tres antes de los treinta
todavía no aprendo que hay mujeres
que practican
el arte de olvidar sin usar la distancia

Quisiera recordar para qué sirve el corazón
además de para guardar las espadas
el trébol de cuatro hojas se me hizo polvo en el bolsillo
y ruedo en rombos por no andar
de círculo en círculo.

sábado, febrero 2

How do you think it feels?


Como el Ritalin. Como una silueta en el vaso. Como escuchar a Lou Reed aullar en The Velvet una noche lluviosa de New York, aún bajo las torres... Es diferente sentir hacia dónde va el alma cuando se te han terminado las palabras y las huevadas que escribes reflejan lo que sientes tan lejanamente. Algo está ausente de mi, quiero pensar que es algo que ya tenía y no algo que buscaba o compraba o me regalaban o simplemente llegaba noche tras noche.
Como Argonautas metidos todos en un puto barco. Como no escribir Doherty, o Pete. Como creer que lo que escribes o pintas o cantas o lo que mierda hagas
es arte.

Chau.