Soldado de plomo,
veneno
para la bailarina que no le temía
a la oscuridad
Deja ya de perder batallas
no hay
guerra en el horizonte,
el mar
no puede caminarse
como sobre un espejo
Dispara tus balas de plata
recorre con tus dedos
la espalda de la luna
y amanece, que en silencio
esperan la espada y la pared
la flecha y
la manzana
envenenada.
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