sábado, septiembre 12

Nada que perder

Las calamidades no pueden definirse. Tal vez se parecen al dolor, pero éste avisa, impacienta; jode. Lo que se parte en dos simple y llanamente se quiebra, y muestra el contenido gris de todo aquello que no ve la luz del sol, muestra entraña y astilla, muestra los delgados tejidos que componen nuestro frágil sistema de defensa ante la vida. Parece imposible que cada una de esas fibras pueda volver a unirse como en un principio. Entonces uno mira al cielo, o al piso, o a un lado, y se da cuenta. No existe la esperanza, es imposible que las fibras vuelvan a unirse. En eso reside la experiencia. Somos una mutación perpetua de nosotros mismos, dejamos caer células muertas a la misma velocidad con que las producimos. Perdemos –o creemos perder- parte de nuestra vida en el intervalo. Qué sé yo de esto, si no igual que tú. Llámame mierda, hijo de puta. Ya no me importa. Si no eres capaz, si no me entiendes, si crees que no te entiendo, al menos sé original. Al menos eso me debes.

1 comentario:

Andrea Karina dijo...

THE BLOWER'S DAUGHTER (DAMIEN RICE)


Did I say that I loathe you?
Did I say that I want to
Leave it all behind?